jueves, 3 de mayo de 2012

Sacerdotes pederastas y el matrimonio.




Compilación por P. Modesto Lule msp




En una entrevista para radio me hicieron las preguntas clásicas y en boga sobre el celibato y la pederastia. La entrevista no me sorprendió tanto como la respuesta de algunos católicos, y es que en mi página de redes sociales se manifestaron al saber los cuestionamientos a los que iba a ser sometido. Algunos de ellos afirmaban que a su parecer sería muy bueno que los sacerdotes se casaran y tuvieran una vida familiar al mismo tiempo que se desvanecerían las ganas de abusar de menores de edad. Pero vayamos a las preguntas que me hicieron en dicha entrevista.


¿Por qué los sacerdotes no se casan?
RESP: Los sacerdotes no se casan porque así lo estipula la Iglesia en el código de derecho canónico en su número 277 § 1.    “Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres”.


Antes de entrar a analizar el desarrollo histórico del Celibato Sacerdotal, es imperativo aclarar que el celibato no es un Dogma, es una Norma Disciplinaria que pudiera ser modificada y/o suspendida sin que ello afecte la santidad de la Iglesia. De hecho en algunas iglesias orientales se admiten hombres casados para recibir válidamente el Sacramento del Orden, más aun las iglesias católicas del Rito Bizantino (católicas porque están en comunión con el Papa en Roma), ordenan igualmente al sacerdocio ministerial a hombres casados. En cuanto a nuestra Iglesia Católica Apostólica y Romana (del Rito Latino), el Celibato como requisito para la ordenación sacerdotal está totalmente vigente y no hay indicio alguno de que esta norma vaya a ser abolida.

Esta aclaración es válida y oportuna, puesto que a la luz de los actuales acontecimientos, es común escuchar frases como: "La Iglesia impone a los sacerdotes el celibato", o "¿Por qué los sacerdotes no se pueden casar?", pero la realidad es otra, La Iglesia Católica no obliga a nadie a ser célibe, porque esta es una opción que libremente abrazan quienes responden al llamado vocacional, y para su discernimiento cuentan con tiempo suficiente durante los años de estudios en los seminarios.

Es en el año 302 durante el Concilio de Elvira, cuando se dan las primeras normas eclesiásticas sobre la conveniencia de que los obispos, sacerdotes y diáconos fueran célibes. Curiosamente, en las discusiones conciliares se recomendaba la posibilidad de ordenar a hombres casados siempre y cuando estos aceptaran “dejar” a sus esposas. El testimonio de diferentes Padres de la Iglesia de esta época parece confirmar que esta forma de vida en castidad plena, recomendando a los ministros ordenados que viviesen con sus esposas tratándolas como “hermanas”, recomendación esta que fue refrendada por el Papa Sisinnius en su brevísimo pontificado de 21 días. Por su parte, en el Siglo VIII, el Papa Zacarías se inclinaba en dejar en libertad a las iglesias locales, para que a discreción del obispo, se acogiera o no el celibato sacerdotal. Esta aparente incoherencia en las enseñanzas de la Iglesia obedecía al hecho de que el medio cultural y social de los países europeos no podía dar lugar a esta disciplina de avanzada que aparentemente distorsionaba una realidad propia de aquel tiempo, en la que los miembros del clero se veían obligados a mantener un status económico que solo se podía asegurar mediante los acuerdo Pre-nupciales, y es por ello que debieron pasar muchas décadas más para que finalmente la Iglesia llegara a un consenso respecto al Celibato.

En este orden de ideas, es oportuno resaltar que pese a la falta de coherencia para la aplicación de la disciplina del celibato, si fue transparente desde un principio que una vez recibido el Sacramento del Orden por parte de un hombre soltero, este no podía casarse posteriormente. Es apropiado anotar que en el Concilio de Elvira no se introdujo la novedad del celibato del clero, pues ciertamente la idea de un ministro célibe tenía ya acogida en los primeros siglos de la iglesia. El Concilio de Elvira parece imponer, más bien, medidas disciplinares en una cuestión generalmente conocida pero no siempre implementada.

Respecto al espíritu del celibato que el Concilio de Elvira busco implementar, puede afirmarse que fue el de la castidad o continencia sexual perfecta a la cual hizo referencia Jesús con su testimonio de vida, permaneciendo célibe para caracterizar la verdadera dimensión del sacerdocio en el Reino. La conveniencia del estado de celibato es una vez más indicada en las Sagradas Escrituras y es así cuando en Mt 19,12 leemos: “Hay diferentes razones que impiden a los hombres casarse: unos ya nacen incapacitados para el matrimonio, a otros los incapacitan los hombres, y otros viven como incapacitados por causa del reino de los cielos. El que pueda entender esto, que lo entienda.”  Esta recomendación fue acogida por los Apóstoles, quienes dieron ejemplo del verdadero seguimiento a Jesús, dejándolo todo, casas, hermanos, hermanas, padres, madres, hijos en nombre de Jesús. Como se ha anotado anteriormente, este principio de dejarlo TODO por el Reino, incesantemente es enseñado por San Pablo: Yo quisiera librarlos a ustedes de preocupaciones. El que está soltero se preocupa por las cosas del Señor, y por agradarle; pero el que está casado se preocupa por las cosas del mundo y por agradar a su esposa, y así está dividido. Igualmente, la mujer que ya no tiene esposo y la joven soltera se preocupan por las cosas del Señor, por ser santas tanto en el cuerpo como en el espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo y por agradar a su esposo. (1 Cor. 7,32-34)

La implementación Celibato como norma disciplinaria en la Iglesia Católica fue decretada en los concilios de Letrán en 1123 en donde se reglamentó que el candidato a las Ordenes Sagradas debería de “abstenerse de mujer”, y que el matrimonio de una persona ordenada era inválido, de modo que todo trato con mujer una vez recibida la ordenación pasaba a ser simple concubinato. En este espíritu reglamentarían todos los Concilios posteriores. Es claro que no inmediatamente la ley se puso en práctica en todos lados, pero poco a poco fue cobrando fuerza de costumbre en todas las iglesias de occidente.

En nuestros días, esta doctrina encuentra muchos adversarios, pero ello no es nuevo y debemos recordarle a quienes objetan esta norma que La Iglesia no impone el celibato, sino que este es de voluntaria y de libre aceptación.


Respecto a las motivaciones que llevan a la Iglesia a legislar en los campos administrativos y disciplinarios, es conveniente resaltar que cuando en un concilio se toma una determinación sobre una materia específica, es porque se estima necesario clarificar e iluminar conductas o costumbres ya existentes e implementadas en las iglesias locales. Este principio se aplica se aplica igualmente a las definiciones dogmáticas que algunos se ven como "innovaciones" o “inventos” de la Iglesia, cuando en realidad no es sino el reconocimiento de lo que desde siempre ha sido una verdad, así por ejemplo la Santísima Virgen no es Inmaculada porque se haya definido como Dogma de Fe la realidad de su nacimiento inmaculado, sino que por inspiración del Espíritu Santo, el papa declaro esa verdad como dogma Como consideración final debemos recordar que la vocación sacerdotal es un don del Espíritu Santo y quien recibe ese llamado tiene la libertad de aceptarlo y de entregarse plenamente al servicio de Dios y de la Iglesia. El Sacramento del Orden no es para todos los hombres, y es la Iglesia la que como Madre y Maestra debe de determinar en cada época y en cada medio las mejores normas para que cada creyente pueda desarrollar su vocación para la Gloria de Dios y el bien de cada hermano.

¿Si los sacerdotes se pudieran casar no se acabarían los abusos sexuales contra menores?
RESP: Los abusos sexuales contra menores no han sido cometidos solamente por sacerdotes. Estos han sido cometidos por papás, padrastros, hermanos, tíos, primos, vecinos, maestros, pastores, amigos… Decir pederasta no es sinónimo de sacerdote. Aquí algunos datos para comprobar esta afirmación: El número de sacerdotes en el mundo hasta el año 2009, tanto diocesanos como religiosos era de 410.593. Y el número de denuncias realizadas por abuso sexual de sacerdotes es de 4000 hasta el 2010, estas denuncias no corresponden a las personas que cometieron abusos ya que algunas de ellas fueron denunciadas más de 50 veces, el número como tal pues estipula las denuncias no a los abusadores. Estas denuncias, cabe mencionar fueron acumuladas desde los años 50s. Es grave, no se niega ni se justifica, es muy grave y merecen una pena los infractores. Abusar de un menor no tiene perdón de Dios. Hay que agregar otras cifras; un informe nacional de EEUU sobre el maltrato de los niños, dice que sólo en el año 2008, en Estados Unidos, se identificaron más de 62.000 autores de abusos de menores, ninguno de ellos correspondía por un miembro de la Iglesia. Otro dato importante es el que se dio en el 2010 cuando fue la vista del Papa a Alemania, ya que se denunciaron de 1995 al 2010 la pequeña cifra de  210.000 casos de abusos sexuales y sólo de ellos 94 afectan a la Iglesia católica. Me pregunto ante las cifras ya mencionadas, ¿vale, con lógica, decir que la Iglesia está llena de pederastas? Lo que podemos afirmar con autoridad es que los abusos sexuales son causados por mentes pervertidas, desquiciadas, abominables y estas se encuentran en todas partes. Por lo mismo hay que tener cuidado de no estar promoviendo más de estos monstruos con tanto contenido sexual, erótico e impúdico que se trasmite por muchos medios y llegan a deformar la mentalidad de la persona. Y si algunos casos han llegado a los seminarios hay que poner más atención con los que ingresan para ayudarlos a modificar su conducta ya que el daño lo pueden hacer si llegan o no al sacerdocio. Y ante la pregunta respondo categóricamente, el matrimonio no es una solución para acabar con el problema mencionado, que aqueja a la Iglesia católica.  

                               Conclusión. 
Seamos más coherentes y ayudemos a los inocentes formando hombres con valores. No enfoquemos nuestras fuerzas completamente en los causantes del mal, también veamos la forma para ayudar a estos menores que han sido abusados y que cargaran por el resto de su vida con ese trauma y esa pesadilla. Pesadilla que puede influir en sus vidas drásticamente hasta llevarlos a estados de vida inestables, faltos de identidad y de total realización. 



En esta dirección puedes escuchar la entrevista: http://www.padremolleto.blogspot.mx/2012/05/entrevista-en-el-show-de-piolin.html




Hasta la próxima.





4 comentarios:

coto dijo...

La verdad creo que hay grupos poderosos que quieren solo destruir la iglesia católica y están dentro y fuera de ella, atacándola, poniendo temas en la mesa, para muñequear a las personas e incluso a los sacerdotes. Los sacerdotes deben ser personas espirituales, dedicarse a la oración para ser llevados por ella a la acción. Los sacerdotes son personas con conciencia de la verdad, por tanto deben responder de sus actos ante Dios y los hombres.
La verdad, no me imagino a un sacerdote casado, dejaría de ser mi amada iglesia católica.

jesam9 dijo...

Es importante que los sacerdotes esten en celibato,por que solo así son dignos de tomar en sus manos consagradas el cuerpo de Cristo Jesús y entregados ah su vida consagrada (casados)se perderia todo respeto...

unidos en el amor dijo...

todo esta muy bien el saserdote debe de estar solo ,por que asi tiene tiempo completo para dios . en lo que no estoy de acuerdo es en lo que dise que un pedrastra no tiene perdon de dios . en San Juan dise y la sangre de Jesucristo su hijo nos limpia de TODO ( todo ) pecado . de acuerdo a la biblia el unico pecado que no tiene perdon es blasfemar en contra el Espiritu Santo.

VINICIO SANTOS dijo...

ESTIMADO HERMANO BENEDICTO XVI:
Solicito la destitucion del párroco pederasta Rolando García de la arquidiósesis de Miami de los Estados Unidos de América porque con su destitucion, todos los pederastas confirmarán la paz eclesiastica de los tales con derogar la pederastía por los tales debido a que hubo un proceso de reconciliacion de los tales hasta regenerarlos completamente.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.